¿Seguimos siendo un país eminentemente machista o las cosas han ido cambiando de acuerdo a los logros conquistados por la mujer durante los últimos años en diversos ámbitos de la sociedad?
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Las peruanas, y especialmente las limeñas, han tenido siempre
fama de mujeres conservadoras y cucufatas. Pero los años pasan, las cosas
cambian y los estilos de vida también. Desde la época de la famosa tapada
limeña ha habido varios destapes y hoy el estilo, incluso en su forma de
vestir, es bastante desenfadado.
¿Qué tanto hemos cambiado? Una investigación de Arellano
Marketing sobre el “Estilo de Vida de la Nueva Mujer Peruana” demuestra no sólo
diferencias en la manera de pensar y sentir, sino básicamente en nuestras
expectativas y prioridades.
Por ejemplo, hoy cada vez son menos las que ven el matrimonio
como el mayor triunfo de su vida. Atrás van quedando las amas de casa con
delantal y escoba. Y son las multifacéticas las que toman la delantera, con una
buena administración de la casa, la familia y los negocios.
La mujer “moderna” es un modelo de vida y representa el 55% de
las peruanas. Aquí figuran las de carácter pujante, aquellas que ven su
realización personal cuando logran alcanzar el éxito laboral o en los estudios.
Las que comparten las responsabilidades del hogar con el esposo, las que deciden
posponer el matrimonio o la concepción de un hijo por la búsqueda del éxito
profesional.
INDEPENDENCIA ECONÓMICA
Una de las principales bases para que la mujer haya tomado consciencia de
que no es una ciudadana de segunda categoría es que, desde hace unas cuantas
décadas, ellas son económicamente independientes y muchas veces tienen trabajos
en los que no sólo ganan más, sino que son las jefas. Aunque parezca mentira,
esto influye no sólo en una manera distinta de ver la vida sino incluso en su
sexualidad.
Ya no es una persona sometida que debe
complacer al marido que la mantiene. Ahora sabe que tiene derecho a disfrutar
del sexo, a sentir placer y a exigir que también la complazcan en la cama como
ella lo hace con su pareja.
En la publicación “Sexualidad, Religión y Estado”, presentada por el
movimiento Católicas por el Derecho a Decidir, revelan que el 85% de la
población católica está de acuerdo con usar anticonceptivos sin estar casada,
que limeñas de dicho credo viven su sexualidad de manera distinta a lo que
manda la jerarquía de la Iglesia. Y también analiza temas como la educación
sexual, el uso de la píldora del día siguiente, la importancia del matrimonio y
de la virginidad, la homosexualidad, entre otros temas.
“Nuestra sistematización nos permite afirmar que en Lima, la población
católica demanda un cambio en el discurso oficial de su iglesia sobre el
ejercicio de la sexualidad, en particular en temas como educación sexual,
anticoncepción, aborto y derechos de los homosexuales, cuya posición es
inflexible y no representa el sentir de muchas personas con esta fe”, explica
Kelly Cieza, del movimiento CDD-Perú.
NO TODAS SON IGUALES
Volviendo al estudio de Arellano Marketing, se concluyó en que obviamente
no todas son iguales. Existen las conservadoras y las modernas. Pero si bien
son distintas entre sí, ambas están mucho más empoderadas que antes. Ya no
aparecen con la característica de “recolectoras” sino que tienden a ser mucho
más “cazadoras” que algunos hombres.
Para las “conservadoras”, su centro de vida es el cuidado de los hijos y
del hogar. Son tradicionales, visten de manera sobria y usan maquillaje solo de
forma mesurada. Sin embargo, si bien creen que el marido es el jefe de familia,
ellas se catalogan como “las administradoras del hogar”. Gustan de las
telenovelas y su pasatiempo preferido es jugar con sus hijos. Están en todos
los niveles socioeconómicos.
Las “modernas” no solo buscan ser mamás, sino que también persiguen su
realización personal y profesional. Siempre están arregladas físicamente y
buscan el reconocimiento de la sociedad. Reniegan del machismo que persiste en
la sociedad peruana y les encanta salir de compras, adquirir productos de
marcas reconocidas y, por supuesto, aparatos que les faciliten las tareas del
hogar. Ellas también están en todos los niveles socioeconómicos.
Fuente: Caretas 2011