Un desnudo
emocional no es algo que se consiga a la ligera ni con cualquiera. Hace falta
tiempo, fuerza y ganas de escuchar, sentir y abrazar emociones.
Autoconocimiento y heteroconocimiento, es decir, el conocimiento de uno mismo y
el de la realidad del otro.
El desnudo
emocional comienza por uno mismo
Es decir, es muy importante que las
personas nos identifiquemos con lo que sentimos si nos sentimos cómodos o
incómodos, qué pensamos y cómo podemos utilizar nuestras emociones al servicio
de nuestros pensamientos.
Escanear
nuestro cuerpo emocional es imprescindible para destapar nuestros miedos, nuestros
conflictos, nuestras inseguridades, nuestros logros, nuestros aprendizajes,
etc. Conocer nuestra filosofía emocional, explorar nuestras vulnerabilidades
permanentes, ser conscientes de lo doloroso y que eso fluya, es imprescindible
para poder contemplar la imagen que nuestro
espejo emocional nos proyecta al quitarnos las prendas que nos “visten”.
No es fácil
desnudar a una persona herida
Desnudar
emocionalmente a las personas muy marcadas por su pasado puede resultar difícil, pues hace falta lidiar con las
corazas, con las prendas que le vuelven inaccesible, las desilusiones que
envuelven a la persona, los miedos al rechazo, al abandono, a la soledad…
Para hacerlo se necesita ser
inteligente, amar a la persona y abrir los oídos, los ojos y la piel
desterrando los prejuicios y la actitud de juzgar. Es decir, una
escucha activa emocional a través de todos los sentidos sin “peros” ni comas fuera de lugar.
Los
escenarios emocionales ideales para el desnudo son aquellos en los que prima la
escucha desde el interior, la empatía y la inteligencia emocional. Escenarios en los que se
potencia la comunicación y la comprensión con una gran base de respeto y
tolerancia.
Recopilación
de: https://lamenteesmaravillosa.com
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